martes, 26 de octubre de 2010

Te veo mucha más flaca...

"Te veo mucha más flaca..." me dijo hoy una profesora. No me acuerdo si me reí o no. No era la primera vez que alguien confundía mi metabolismo con un trastorno alimenticio.
De hecho durante la primaria el ser tan flaca era algo que me hacía sufrir. Por ser tan flaca para algunos era anorexica, y que alguien llegara a creer eso me resultaba horrible.
No solo era muy flaca si no que además era plana como un tabla de planchar.

En cuanto oí a la profesora diciendo eso en seguida le aclaré que no tenía ninguna clase de problema con la comida , que no dejaba de comer ni nada parecido.Entonces en una milesima de segundo me acordé que no era que me negaba a comer , sino que no podía parar de comer. Había tratado con Ana , pero me había faltado fuerza de voluntad.

Debido a que soy una persona que sufre exceso de sinceridad , le conté a mi profesora sobre Mia. Le dije que no lo había hecho por que me sentía gorda , sino para demostrarme a mi misma que si yo sufría mi mama también sufría. Lo que en mi mente retorcida eso significa que me quiere.
Y por un extraño momento de soberbia , me sentí superior al común de las bulimicas. Por que yo no lo hacía por un tema sumamente superficial , yo lo hacía por que era un ser mucho más complejo.
Entonces Vivi soltó una frase que me molestó aún más que la primera : "Lo hacías para llamar la atención". La verdad que no sé como hizó para decir eso y que no sonara tan malo. Tal el hecho de que ella hubiera sufrido de un desorden alimenticio habría ayudado
Y asentí. Me encanta llamar la atención , es mi forma de medir cuan querida soy.
Quería llamar la atención como todas (o casi todas) las personas con trastornos alimenticios quieren.
También me acordé de el asco que había sentido al ver la flacidez de mi estomago ,y la felicidad que había sentido cuando me había parecido verme más flaca después de haber logrado saltearme una comida.
No era más que una chica trastornada , con algunos intentos pateticos por llamar la atención de sus padres.

Un rato más tarde , aún en el colegio , me sentía deprimida y ni siquiera sabía por qué.
Sin darme cuenta vi mi panza y la de Daniela y vi cuan flácida me encontraba . En ese mismo momento me acordé de una serie de eventos que me habían pasado relacionados con la obesidad.
Como haber compartido con mi abuela y mi tío , nuestro odio hacia la gente con sobrepeso. En mi familia materna , hay un historial de personas con trastornos alimenticios o aversión hacia el exceso de peso.
Tal vez Dios o alguna fuerza mayor me estaba diciendo que vuelva al gimnasio. Ya que estaba segura que no me estaba empujando a la bulimia , aunque siempre la salida más fácil era un inodoro.

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